La intención es minimizar el impacto, elevando construcciones pequeñas que se asemejen por escala a las barracas –vivienda típica de la huerta murciana. Con este afán de disgregación, el programa de vivienda bioclimática se distribuye en tres construcciones.
Así las tres construcciones se colocan de tal manera que generan un espacio central de relación como si la plaza de un “poblao” se tratara. El vacio es más importante que el lleno y contendrá un huerto ecológico, jardín de aromáticas, arbolado de Ribera, campo de cítricos, piscina ecológica…
Al igual que las casas tradicionales de huerta con su entrada a Sur, la orientación de las construcciones sigue estrictamente el eje Norte-Sur, contrafachada y fachada respectivamente. Esta orientación tiene en cuenta los campos magnéticos terrestres y su influencia en el ser humano, razones bioclimáticas y criterios de la disciplina milenaria feng shui.